miércoles, 17 de marzo de 2010
CAPITULO 1: MAS VALE PREVENIR QUE CURAR.

“Todo se ha ido a la mierda, nunca debí confiar en él, ¿Cómo podía haber sido tan imbecil? Debería haberlo intuido”

Me senté en mi sillón y me volví a levantar. Lo iba a asesinar…iba a matar a una persona…esto nunca debería haber llegado a esos extremos. Me acerque a mi mueble bar y me serví una copa de whisky hasta el borde, me lo bebí en medio minuto y no lo pensé mas. Sin perder ni un solo instante y dando tumbos, busque mi pistola entre pequeños sacos de cocaína guardados en un falso suelo. Después fui a por las llaves de mi coche, subí y apoye mi cabeza en el respaldo al tiempo que cerraba los ojos. Beber no me sentaba nada bien. La noche era larga y joven, así que no tenía prisa por cerrarle la boca a ese traidor. Aunque lo más apropiado seria una muerte lenta y dolorosa, lo mejor era matarlo lo más rápidamente posible, ya que después debería encargarme del cuerpo inerte…y quizás de los de su familia también.

Mi sentido de la orientación era pésimo (agravado mas aun por el alcohol), así que me llevo mas tiempo de lo normal llegar a mi destino. Apague el motor, respire profundamente mientras acariciaba el arma y salí del coche. Avance lentamente hacia la puerta principal con algunas dudas, aunque en el fondo sabía lo que tenía que hacer. Llame al timbre y seguidamente le quite el seguro a la pistola…no abrían la puerta, algo no iba bien…volví a llamar y espere durante diez minutos hasta que al final la puerta se abrió y se asomo mi compañero, mi objetivo. Le temblaba la voz:

- Podemos hablar del tema…todo lo que has oído es mentira, ¡no tiene porque acabar así!

No había nada de lo que hablar, la decisión estaba tomada. Sin que me temblara el pulso levante el arma y apreté el gatillo. La bala salió despedida hacia su cabeza y cayó al suelo ya sin un ápice de vida. Pase por encima del cadáver y entre dentro de la casa para ver si quedaba algún testigo, mientras a lo lejos se empezaban a escuchar sirenas. Seguramente había avisado a la policía antes de abrir, ahora ya no había tiempo para registrar la casa. Volví sobre mis pasos hasta el cadáver de la entrada, enfunde la pistola y lo levante para acercarlo hasta el coche. Abrí el maletero y lo metí como pude… al fin y al cabo ya estaba muerto y yo borracho. Sin perder tiempo, arranqué el coche y me alejé de la zona lo más rápido posible, sin detenerme. Parecía que todo iba a salir bien, hasta que en un cruce, un camión arrolló el coche arrastrándonos consigo unos veinte metros. Todo estaba perdido, no podía moverse ni tenía fuerzas para ello. Antes de perder el conocimiento, me dije a mi mismo: “no volveré a probar el alcohol”, después la oscuridad se apodero de mí poco a poco.

CAPITULO 2: CONOCIENDO OTROS MUNDOS.

Después de un tiempo inconsciente, pude por fin abrir los ojos y sin embargo seguía sin ver nada. Estaba tumbado, intente incorporarme lentamente y mi cabeza emergió de una especie de densa niebla, la cual al levantarme me llegaba a las rodillas. Hice un pequeño reconocimiento del lugar en el que me encontraba…no lo conocía y parecía bastante siniestro. Aparte de la niebla, el lugar estaba lleno de retorcidos árboles y sin hojas, los cuales ya carecían de todo vestigio de vida. Además una tenue luz que iluminaba todo el “paisaje”, dándole un punto más siniestro si eso era posible, la cual me fue imposible averiguar su procedencia. No tenía ni idea del lugar donde me encontraba, ¿Dónde estaba mi coche? ¿Esto era producto del alcohol? No volveré a beber en mi vida...Pude recordar lo embistió y que me quede inconsciente, pero nada más.

De repente, un poco mas delante de mi posición, la luz se hizo algo más potente y pude escuchar un leve susurro, al principio ininteligible, pero por momentos ese susurro se convirtió en una voz sensual de mujer:

“Ven. Acércate, sin miedo”

El mensaje se repetía una y otra vez. No sabía dónde estaba y acercarme al lugar indicado por la luz no me daba buenas vibraciones, aunque en realidad no podía hacer otra cosa, era un callejón sin salida. Con paso firme fui atravesando aquel tenebroso bosque hasta que apareció una cueva delante de mí. Entonces la voz ceso su pequeño discurso y las sombras de la cueva empezaron a cobrar vida hasta tomar la forma de un ser humano, el cual se materializo delante. Un hombre trajeado (“apostaría por un Hugo Boss, buen gusto”), de aspecto confiado y mirada siniestra…parecía que un halo de misterio y maldad rodeara a este hombre. Poso su mirada en mí y nuestros ojos se cruzaron:

- Bienvenido a nuestro paraíso particular. Por favor si hace el favor de seguirme…tenemos asuntos que tratar con urgencia caballero.

- Antes de ir a ningún lado, me gustaría saber en qué lugar me encuentro y porque estoy aquí.

- Creo que no es consciente de su situación y no está en disposición de exigir nada, así que no me obligue a hacer cosas de las que se puede arrepentir eternamente. Todas las preguntas tendrán su respuesta tarde o temprano. Ahora por favor, no perdamos más tiempo.

Aquel hombre parecía peligroso y muy poderoso, sería mejor hacer lo que decía si no quería morir. Se adentro en la cueva tan oscura como él y le seguí, intentando no perderlo de vista. Pero no podría creer lo que estaba viendo…aquella luz tenue iba iluminando la cueva a medida que aquel hombre caminaba. ¿Es posible que el whisky sea un alucinógeno increíble? Lo dudo mucho…todo esto era real.

- Como le veo bastante desorientado, responderé a su primera pregunta. Nos encontramos en el lugar que ustedes llaman Infierno y que por consiguiente habrá deducido que está muerto. Me conocen como Raziel y soy el representante del señor más poderoso que habita este lugar.

- Entonces estoy muerto… ¡no puede ser, eso es imposible!

- Discúlpeme, no me habré expresado correctamente. Usted es un caso de lo más peculiar. En realidad no está muerto, sino que reside en los dos mundos: su cuerpo se encuentra en coma en un hospital y espiritualmente se encuentra aquí. Rara vez ocurre que el alma “sin estar marchito su cuerpo” se traspasa a otros mundos…pero créame eso tiene fácil solución…

Antes de poder seguir nuestra inusual conversación, Raziel se paro delante de mí y me indicó con un dedo el pozo que se situaba delante de él:

- Tírese por el pozo y podremos seguir nuestro camino.

Me asome pero no se veía nada y sin darme cuenta, Raziel alargo una de sus manos y me empujo al interior del pozo. Una larga caída libre y aterrice en el suelo…pero no sentía dolor alguno, eso me gusto por muy tenebroso que sonara. Me incorpore y para mi sorpresa, Raziel ya me esperaba pero, ¿Cómo había llegado? Supuse que los demonios no se tiraban por los pozos y menos si van tan elegantes. Con un ademán me invitó a continuar nuestro camino.

Mire a mí alrededor mientras seguía caminando y podía observar varias filas de personas esperando su turno para ser atendidos por un par de astados. Pero me quedé mirando a una persona en particular, mi objetivo se encontraba en unas de aquellas filas siendo atendido por aquellos demonios. No sé cuál fue su veredicto, pero una bestia alada lo cogió con sus potentes garras y se lo llevo volando, mientras intentaba desesperadamente luchar por soltarse.
Por fin pasadas aquellas grandes colas, llegamos a un edificio maltrecho y un tanto derruido. Raziel abrió la puerta y me invitó a entrar. Era una especie de biblioteca enorme y muy lujosa, pero el interior no se veía dañado como el exterior.

- Las apariencias engañan, ¿no cree? Espere un instante mientras voy a buscar nuestro contrato.

Me acerque a una de las estanterías llena de libros de todos los tamaños. Agarré uno que carecía de titulo y lo abrí…no contenía nada más que páginas en blanco.

- Los secretos de estos libros están prohibidos para sus ojos y los de cualquier alma mortal. Por favor, colóquelo de nuevo en su sitio y tome asiento.

Como ya era costumbre obedecí y me senté. Se acerco con un papel en una mano y lo puso encima de la mesa que tenía justo delante de mí.

- Este es nuestro contrato, el cual tiene dos salidas: la primera es firmar a la izquierda y quedarse con nosotros para el resto de la eternidad y su cuerpo físico se marchitará; o bien, si esta opción no es de su agrado, puede firmar a la derecha y volver a su cuerpo, aunque da igual cual escoja, ya que tarde o temprano lo tendremos entre nosotros…

Me dio una pluma de color rojo y sin dudarlo ni un instante firme a la derecha de aquel contrato, el cual una vez puesta mí rubrica se desintegró.

- El trato esta sellado y no hay vuelta atrás. Espero verle muy pronto caballero.

Raziel acerco su mano y la apretó contra mi pecho. Un dolor intenso, como un hierro ardiendo hizo que me desmayara…

CAPITULO 3: MAS SABE EL DIABLO POR VIEJO QUE POR DIABLO

Desperté con todo mi cuerpo entumecido y un dolor agudo en el pecho, pero por fin estaba de nuevo dentro de mi cuerpo. Entubado por todas partes, no podía ver más allá de mi pecho, puesto que mi vista aun no se había adaptado a aquella luminosidad tan potente que entraba por la ventana.

No quise forzar los ojos y los cerré. Al cabo de un rato, pude oír unos pasos acercándose hacia mí. Abrí los ojos y observe a una mujer de espaldas mirando mis constantes vitales en aquellos aparatos. Me resultaba familiar pero no recordaba con claridad. Se dio cuenta de que la estaba observando y me dedico una mueca de asco al tiempo que se dirigía a mí:

- Así que por fin te has despertado, hijo de la gran puta
Aquella voz inconfundible me hizo recordar de golpe. La mujer del hombre al que asesine…se había colado hasta mi habitación…

- Tu… ¿qué haces aquí?...vete lejos de mi…

- Me tienes miedo ¿verdad? Seguramente el mismo miedo que sintió mi marido al verse tan indefenso contra ti. De mi mano pende el hilo de tu vida, si desconecto estos aparatos morirás…por el contrario, si no lo hago te dejare con vida y te pudrirás en la cárcel. No puede ser más sencillo…sin embargo prefiero que te pudras en otro sitio…como por ejemplo…en el Infierno.

Estaba condenado, sin poder hacer nada al respecto…y todo por culpa de la bebida…no volveré a beber nunca más en mi vida.

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